Dylan Thomas es uno de mis poetas y escritores favoritos, su trabajo habla por sí solo y su vida llena de excesos y polémica le otorga un plus y una agresiva realidad a todo lo que escribió, sus últimas palabras antes de morir por un coma etílico fueron “He bebido dieciocho vasos de whisky: creo que es todo un record” algunos estudiosos de su vida aseguran que lo hizo con toda la intención de suicidarse ya que venía arrastrando una fuerte depresión desde hacía mucho tiempo. Su trabajo como poeta fue excepcional, toda su obra se encontraba enmarcada en cambios de ritmo permanentes, las metáforas fueron su marca y como buen gales tuvo una imaginación absoluta, su poesía la respeto tanto como respeto y admiro a un José Antonio Ramos Sucre o a Fernando Pessoa, fueron poetas únicos que se convirtieron en clásicos de las letras eternamente. Como escritor no posee una obra extensa pero todas y cada una de ellas tiene su voz y su manera de columpiar al lector entre las palabras como pocos lo han hecho.
Dentro de todo este
talento también se encontraba un hombre enamoradizo en exceso, muchas mujeres
pasaron por sus brazos y fueron parte de su vida, Pamela Hansford Johnson su
primera novia y casi que su primera vez,
Wyn Henderson, Caitlin Macnamara su esposa y con quien tuvo una relación tan polémica
y movida como la vida de ambos, esta relación la comparó en una de sus cartas
como “una carne cruda sangrante”, también
la escritora americana y principal exponente del catolicismo de izquierda Emily
Holmes Coleman catorce años mayor que él, la actriz de teatro Ruth Wynn Owen
quien se convirtió en una de sus amantes durante y entre sus relaciones mas
estables, la escritora Edith Sitwell, Margaret Taylor con quien no tuvo ninguna
relación amorosa pero agradeció por su gran ayuda en sus últimos años de vida y
finalmente quien se dice que fue la última persona que lo vio con vida
Elizabeth Reitell antes de beberse los dieciocho tragos en la taberna White
Horse.
Todas ellas y alguna
mas son las protagonistas de este trabajo en el que se reúnen casi todas las
cartas que fueron escritas por puño y letra del gran Dylan Thomas, como es
lógico para quienes lo hemos leído la manera en que el poeta escribe es
implacable, es una casa y un corazón
abierto cuando toca hablar de sus sentimientos, sus formas liricas
mientras escribe son mágicas aunque no duda en ser violento y radical cuando
opina sobre la poesía y de su pasión por ella, las letras son sagradas para
Dylan y no duda en criticar fuertemente cuando habla de sus lecturas o cuando
algunas de estas mujeres se atreve a pedirle su opinión personal sobre algún
escritor o libro.
Su ambición literaria
y sentimental queda plasmada en muchas de estas cartas, no teme aceptar cuando
se equivoca ni mucho cuando acierta. Sus palabras y frases a veces son irónicas,
directas, amorosas y también reflexiona sobre su vida y la de quienes lo
rodean. Su sensibilidad fue única y aunque la podemos palpar en sus poemas es
aquí en la intimidad de unas cartas donde mejor se puede apreciar. Resalta su
miedo a la bebida viniendo de alguien que vivió y sobrevivió bebiendo toda su
vida, teme por el futuro que se le acerca para matarlo en forma de una botella.
Es muy curioso cómo
podía amar a tantas mujeres al mismo tiempo, al observar las fechas de cada
misiva como se entremezclan entre ellas y como luego de leerlas todas uno nota
como su faro principal sentimental era Caitlin Macnamara. “Cartas de Amor” es
un libro de misivas apasionadas por un escritor que fue pasión pura en su forma
de escribir y pasión absoluta en su forma de vivir.
“Cartas de amor”
Dylan Thomas
Editado por Editorial Siberia (2013)
179 páginas
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