Uno de los mas grandes placeres para un junkie de la literatura es descubrir a un escritor(a) joven con
talento, de esos que uno desea atesorar para consumo privado solamente pero
termina compartiendo con los otros adictos de las letras. “Setenta Acrílico
Treinta Lana” es el debut literario de la llamada niña prodigio de las letras contemporáneas
Viola Di Grado que llega a mis manos por la maravillosa Editorial de Alpha
Decay y ha sido amor a primera vista tanto por el talento como por su
escritora. Violencia, existencialismo, una prosa poética inspiradora de una
calidad imposible de mejorar, trazos directos como un buen golpe al estomago es
lo que esta maravillosa primera obra de esta revelación de las letras jóvenes
ha sido para mi y para una gran cantidad de críticos alrededor del mundo.
Viola Di Grado tiene tan solo veintitrés años de edad, siciliana de
nacimiento, licenciada en Lenguas Orientales y estudia actualmente en Londres, hija
de la escritora Elvira Seminara y de un profesor de literatura, fanática de
Bjork y P.J. Harvey, consumidora de libros que no dejan nada en pie (“las palabras tienen que apuñalar, doler (…)
la literatura tiene que ser algo que te lastime y destruya, porque destruye lo
que pensabas de las cosas, te hace pensar lo que no pensabas”), se ha
convertido en la sensación de las librerías italianas y de las españolas; la
critica la ha comparado y bautizado como la nueva Amelie Nothomb algo con lo
que ella no se encuentra de acuerdo, en lo personal quizás tengan algo en común
pero literariamente tienen una diferencia abismal, detesta lo que ahora se hace llamar gótico, incluyendo la saga Crepúsculo y
sus rituales para escribir suelen ser en fiestas y rodeada de ruidos y lugares
con gente. Con estas características ya uno sabe que tocar la puerta para
entrar al mundo de las palabras que rodean a Viola Di Grado es para no querer
salir de el, solo si el lector se encuentra realmente preparado para un viaje
por la mente existencial y carnales de una de las mejores
sorpresas que ha dado la literatura actualmente.
“Setenta Acrílico Treinta Lana” es la vida de Camelia cuyo entorno y vida
se ha tornado cada vez mas oscura y decadente luego de la muerte de su padre,
con un inclemente invierno en Leeds, Inglaterra como manto de la historia; y
una permanente visión realista de la vida
descubre que vivir se ha convertido en algo simplemente apocalíptico y oscuro,
una relación con su madre que ha quedado totalmente muda sufriendo de una anorexia verbal luego de la muerte de su
esposo, para Camelia su mundo juvenil es una realidad como pesadilla, sus sueños, los valores, sus miedos, sus
vivencias o todo lo que una adolescente normal vería como algo divertido
Camelia le arranca la careta y muestra lo que se oculta tras la mentira del
consumismo y positivismo de una sociedad en apariencia normal para una manada
pero que es en realidad un “cuento de horror” como diría Leopoldo Maria Panero.
Es la llegada de Jimmy y Wen a la vida de Camelia que harán cambios en su caótica
existencia y un crecimiento de una bella amistad, sin alterar su forma de vivir
ni ver solo enseñándole más a su vida tan enrevesada. Su cuerpo recibe cortes
en especial sus piernas para así poder sentirse viva y es el lenguaje ya sea
escrito o verbal la que la mantiene despierta y respirando, los ideogramas
chinos que comienza a estudiar gracias a Wen logran en su visión de sobrevivencia
una forma de mover cimientos, unos momento de fuerza impresionante es su
intento de hacer el amor con Wen mientras dibuja con caracteres chinos en el
cuerpo de su pareja y así expresa con tinta en piel otra forma de hacer el
amor, o escribirse cortándose en su propia piel para demostrar que su amor se
convierte en dolor propio, el amor escrito en la piel de la pareja y el dolor
en la suya, un largo hilo rojo que se encuentra entre ambos y que pareciera
acortarse a medida que avanzamos en cada pagina nos lleva a un final
increíblemente bien logrado llegando a ser simplemente hermoso dentro de todo
el caos existencial que vivimos con ella.
Es resaltante que Viola Di Grado a medida que avanza su prosa pareciera
que va cambiando su manera de formar las frases sin perder su violencia poética
y verbal. Sus líneas son muy simbólicas y crean imágenes en uno como lector
logrando que penetremos en cada
personaje y vivamos lo que padecen. “Setenta Acrílico Treinta Lana” ofrece para
una critica muchísimo mas extensa pero al hacer esto se peca de descubrir la
obra en su totalidad; esta opera prima de Di Grado es como ella misma dice
dentro del texto es como una caricia de “Edward Manos de Tijeras” quiere
acariciarte pero sin querer te va a cortar la cara.
Viola Di Grado me ha sorprendido de una manera inolvidable con esta genial
carta de presentación literaria; un inicio muy parecido a Bret Easton Ellis que
con su potente “Menos que Cero” logra obtener un nombre dentro de la literatura
contemporánea, no será de extrañar que Di Grado logre de igual manera un éxito
dentro de las letras actuales tan plegadas de actualidad y esa violencia que en
la literatura ha estado explotada cada vez mas.
“Setenta Acrílico Treinta Lana”
Viola Di Grado
Editado por Alpha Decay (2011)
256 páginas
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