Hablar de Natalia Lafourcade es muy difícil, fue una niña genio y terca que ha crecido de una manera inmensa, ella y su madre son una muestra viva que la música tiene una fuerza de sanación inmensa, su historia desde niña es muy interesante y su evolución es una de las más importantes dentro de la música latinoamericana. Lejos, muy lejos parecen esos 20 años que han pasado desde los singles “En el 2000” y “Busca un problema” con su primer álbum homónimo que le dieron un éxito inmenso en nuestro continente. Son dos décadas desde ese momento en que la niña se preocupaba por cosas sencillas en sus letras (no siempre) que la llevarían a decenas de colaboraciones con artistas consagrados, discos bajo su nombre en los que su sonido evolucionaba rápidamente, tributos a su tierra, a su música y a su país, un crecimiento inmenso en su trabajo musical. Una madurez pocas veces vista en un artista, esa evolución que puede significar un posible fracaso si no se hace bien, pero Natalia Lafourcade resultó todo lo contrario, evolucionó a paso firme y nosotros crecimos con ella, al mismo tiempo.
Hoy a Natalia
Lafourcade la ronda la muerte, la muerte como significado de vida, como esa
guadaña que afilamos con la vejez, en su reciente disco “De todas las flores”.
Luego de 7 años dedicada a la música de otros, a enaltecer la música de su
país, llegar hasta la raíz de ella y de quienes la formaron, regresa en 2022
con un disco fascinante, oscuro con tintes humanos como pocos. Esto es un paso
atrás a ese sonido personal, hoy Lafourcade no es tan folklórica, es ella en
pleno con todo el camino que ha avanzado. El disco es producido por Adán
Jodorowsky, un genio detrás de los controles. Todo el proceso de grabación se
realizó en cinta, nada digital. Grabar de esta manera es algo que ya no se
suele utilizar, el disco cuenta con la colaboración de Marc Ribot, uno de los
guitarristas dentro del Free Jazz más importantes del planeta, quien ha
trabajado con John Zorn, Tom Waits o Elvis Costello entre tantos otros.
La muerte es la
clave y centro del disco, las diferentes muertes en el camino de su vida y
nuestra vida. Cicerón, Platón y Schopenhauer nos enseñaron como otros tantos
filósofos lo que es la filosofía y el pensamiento para prepararnos a el
acontecimiento de lo que significa la muerte física, el no estar presente, pero
Lafourcade nos prepara para otro tipo de muerte, la muerte por sentimiento. Natalia
es una chamana, su evolución la convirtió en eso. “De todas las flores” es un
disco que le costó nacer, un proceso difícil de terminar y bastante
experimental dentro de la carrera de esta artista. Este regreso luego de tanto
tiempo significa un nuevo abrir de ojos para una mujer que nació marcando la
música latinoamericana y mundial. Un amigo cercano le dijo luego de escuchar
alguna versión suelta, “suenas bien, pero te extraño a ti”, eso resultó un
shock para ella y gracias a eso vio el reto de hacer un nuevo disco y así
regresa Lafourcade con esta intimidad sonora que nos regala a todos.
“De todas las
flores” es un disco ritual, un trabajo de psicomagia es lo que disfrutamos en
cada track, su grabación fue privada, sin celulares, sin invitados moviéndose
dentro del estudio durante el proceso de grabación, todo con la quietud y la
paz que Lafourcade transmite desde hace unos cuantos años como persona y como
artista, de esa mujer plena y angelical que supo reinventarse cada día, cada
disco y en cada gira.
Este disco son
claros actos de una persona que se hunde para levantarse, un viaje de un
corazón roto y saber llevarlo a sanar. El inicio es tenebroso con cuerdas que
nos sirve como introducción a “Vine solita” con un aire melancólico pero
esperanzador, a pesar de su letra “A este mundo vine solita, solita me voy a
morir, a este mundo vine solita, me aferro a la vida antes de morir” dice
el tema que inicia estas flores, “De todas las flores” es una canción de anhelo
al pasado, de un saudade por el amor que ya no se tiene, “Pasan los
días” son el tormento del tiempo que nos atropella por quien ya no está con
nosotros, resalta “Llévame al viento” como uno de los mejores temas del disco,
la voz de Lafourcade es de una fuerza tan delicada, escucharla con audífonos es
uno de los placeres maravillosos que nos regala su ternura, Adán Jodorowsky
colabora en el tema “El lugar correcto” susurrando frases en francés. Los
colibríes tienen la particularidad de que su corazón late a una velocidad
inmensa, la leyenda cuenta que fueron creados para llevar los pensamientos de
una persona a otra por eso Natalia se canta a si misma “Pajarito colibrí” o a
ese otro corazón roto que la escucha.
Hasta aquí
pareciera la primera etapa del disco, que con “María La Curandera” inspirada en
un poema de María Sabina comienza la cura de esa protagonista destruida por el
amor o el amor no correspondido, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer” nos
lleva a otro tono, el disco avanza a otro espacio anímico, hay una nueva
sensación de naturalidad en las letras, la voz y la obra de Lafourcade.
El tema más
hermoso es “Muerte”, según las propias palabras de Natalia Lafourcade fue un
tema muy difícil de componer, se negaba a nacer, a grabarse hasta que nació con
fuerza, la forma de cantar no era la que escuchamos en la grabación, es ahí
donde entró la mano de Adán Jodorowski cuando la orientó a que un tema tan
exigente con una letra tan poderosa: “Le doy gracias a la muerte, por
enseñarme a vivir, por invitarme a salir a descifrar bien mi suerte. Tomando mi
mano fuerte, llenándola de vida, es como del mal me cuida porque al presente me
aferra”, debía recitarse como la podemos escuchar en el resultado final, la
mezcla de jazz, bossa nova, folclore es mágica como enmarca toda la voz de la
cantautora. El viaje se cierra con un renacer, la emoción se siente ante la
cura y que hay esperanza a pesar de todo, son dos temas “Canta la arena” y “Que
te vaya bonito Nicolás”.
Natalia
Lafourcade es una mezcla de mujer fuerte, perenne, una artista difícil de
enmarcar en algún género, una cantante sentimental que llegó a un punto de no
retorno. No tiene nada que demostrar o que puede mejorar porque ya llegó a lo
más alto, pero lo mismo pensé con “Hasta la raíz” y siete años después nace “De
todas las flores” para sorprenderme con esto. Así qué, el camino no acaba.
Lafourcade está hecha para amar a quien la escuchaba, la escucha y a quienes la
descubran en el futuro.
Este disco es un
disco hecho de naturaleza, todos los elementos están allí hechos música.
Natalia Lafourcade es sin lugar a dudas la mejor artista en este momento dentro
de Latinoamérica, la que tiene más que aportar y mostrar a este mundo que se
descompone.
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