Tengo un trabajo
maravilloso y no puedo negarlo, soy librero en una librería aquí en Caracas,
Venezuela, pido disculpas por hablar de mí al iniciar de esta manera esta
reseña, ser librero es un trabajo esplendido y verdaderamente único porque uno no
estudia normalmente para ser librero uno se convierte en esto por las lecturas
que uno ha tenido en su vida y muchas de ellas gracias a otros que ejercieron
este oficio tan maravilloso y que con sus recomendaciones uno fue conociendo
mas y mas autores, así es la cadena de las lecturas que son largas e infinitas.
La librería donde me encuentro desempeñando esta grata labor tiene una ventaja
ya que se encuentra relativamente oculta y son pocas las anécdotas que uno
puede tener con personajes que usualmente pueden visitar las que se encuentran
en algunos centros comerciales o en plena calle donde cualquier persona que no
sea precisamente un acucioso lector pueda entrar a preguntar algún disparate.
Un muy querido colega
cuenta muchas anécdotas las cuales me constan varias de lo que significa estar
al frente de una librería abierta a todo tipo de público, mi estimado amigo ha
tenido que aguantar la carcajada cuando alguien le pregunta por el libro de “las cincuenta sombras de Dorian Grey” o
ver una conversación entre dos lectores muy llamativos donde uno le dice al
otro “que no compre la segunda edición de
X libro porque no ha leído la primera”. Yo he tenido mas suerte que él al
no toparme con estos particulares personajes, lo mas peculiar que puedo
recordar en este momento es ver a una persona agarrando “Critica de la razón
pura” de Immanuel Kant pasando las hojas y en una manera de desprecio ante tan poca cosa que para él se encuentra
leyendo sonreía como menospreciando al gran prusiano o ver a alguien oliendo
con toda la fuerza posible las hojas de un libro como si de largas líneas de cocaína
se tratase.
Sobre esto justamente
es el libro del que hablaré ahora “Cosas raras que se oyen en las librerías” en
una preciosa edición como siempre de Malpaso Ediciones y escrito por Jen
Campbell quien trabaja en una librería de libros usados, Campbell nacida en
Inglaterra ha escrito ensayos, poemas y se encuentra trabajando actualmente en la
que será su primera novela. La autora reúne aquí las anécdotas de varias
librerías alrededor de toda Gran Bretaña contadas a viva voz por sus propios
libreros, experiencias inolvidables que hacen que aguantar una carcajada sea
algo verdaderamente imposible y hasta aterrarse por alguna barbaridad que llegan
a pedir los lectores como también lo que han visto en plena librería. Detalles
como pedir el libro 1986 confundiéndolo con “1984” de George Orwell porque el
cliente nació en ese año, buscar la secuela del “Diario de Ana Frank”, un autor
que se atreve a mover los libros de un mesón principal de una librería para
colocar los suyos y así se vean mejor, un cliente que busca un libro firmado
por William Shakespeare, una insólita búsqueda de un libro que traiga una foto
de Elvis Presley tamaño real, una madre que lleva a su hijo y lo deja en una
librería para que se entretenga con libros mientras ella se va a la peluquería
o a cualquier otra cosa (esto es cierto, lo han hecho con otro querido colega
aquí en Venezuela), la búsqueda de libros de corte y costura porque ese lector
necesita coser una herida o un cliente que es visto masturbándose en la sección
de sexología son solo una muy pequeña muestra de los niveles de locura que un
librero puede llegar a escuchar dentro de su librería.
Este libro ha
resultado una grata y divertida sorpresa porque uno cuando cree que los niveles
de locura a los que se expone estando al frente de una librería son imposibles descubre
que en cualquier lugar del mundo existe una considerable cantidad de personas
que hacen que este oficio sea una experiencia verdaderamente inolvidable. Lo
recomiendo para pasar un buen rato ligero y que quiera conocer los riesgos de
ser librero.
“Cosas raras que se oyen en las librerías”
Jen Campbell
Editado por Malpaso (2015)
148 páginas
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