Uno como lector agradece muchas cosas, primero tener este vicio que al
menos en mi opinión es la mejor adicción que pueda existir; y segundo, cuando
uno se encuentra con una sorpresa tan llena de belleza, encanto, magia y poesía
como lo es el trabajo de este esplendido poeta, cuentista y dramaturgo portugués
José Luis Peixoto, una de las mejores voces lusitanas de la actualidad, uno de
los escritores mas jóvenes de su país con una gran cantidad de Premios merecidos
sin lugar a dudas. Admirador de Faulkner (a quien lleva tatuado en su piel),
Lobo Antunes y uno de los últimos escritores a quien José Saramago calificó
como una de las mas sorprendentes voces de la literatura contemporánea, siendo
su primer lector y guía en las letras. Su primera obra se publica en el año
2000 bajo el nombre de “Te me moriste”, un cofre muy pequeño (apenas 40
páginas) que reúne unos poemas con una intensidad bárbara, totalmente autobiográficos
y que son simplemente el regreso de Peixoto a su casa luego de la muerte de su
padre a quien promete con estas líneas no olvidar jamás. Después de ese primer
trabajo ha tenido una prolífica pluma que poco a poco iré con gusto haciendo críticas
a todos los que hasta estos momentos han traducido al castellano (“Libro”,
“Nadie nos mira”, “Una casa en la oscuridad” y “Te me moriste”). Un detalle
interesante de su trabajo es su participación con el grupo Moonspell al
escribir el libro corto “O Antídoto” que luego la banda lleva a música en el CD
bajo el nombre de “The Antidote”, cada canción es un cuento escrito por Peixoto
que se unen de una u otra manera. Casi todo el trabajo de este joven escritor
ha sido traducido a más de 20 idiomas y publicado en países como Grecia,
Bulgaria, Estados Unidos, Croacia, Hungría y la Republica Checa
entre tantos otros. La importancia en Portugal de este escritor ha sido tal que
se ha creado en su país un Premio que lleva su nombre y se otorga a escritores
que no superen los 25 años de edad.
Mi primer encuentro con su trabajo sucedió con el libro “O Antídoto” y
sin lugar a dudas me había dejado completamente maravillado, una lastima que la
única manera de leerlo es en su idioma original o en ingles. Desde ese momento comienzo
la búsqueda de todo su trabajo que pudiera conseguirse; “Cementerio de Pianos”
es mi primer encuentro con una de sus novelas y el resultado ha sido magistral,
una de las mejores novelas que he tenido la suerte de leer, cada página es un
manantial de poesía convertida en prosa, Peixoto sabe muy bien convertir la
sutil belleza de las palabras en una fuente inagotable de hermosura.
Uno de los mejores comienzos escrito en novela que haya leído ha sido
este de “Cementerio de Pianos”, tenia sin dudarlo años sin que un inicio que me
enganchara y me marcara como lo hizo Peixoto con este inolvidable libro. Desde
su primer momento la muerte es la protagonista que nos va a guiar por cada una
de las palabras que se viven en cada página y que nos va a presentar lo
complicada y simple que resulta la vida de una familia que es en pocas palabras
el reflejo de cada una de nuestras familias y de nuestras vidas, que no podemos
ganar nunca y que siempre perdemos este juego.
Francisco Lázaro fue el primer portugués maratonista que participó en las
olimpiadas de Suecia en el año 1912, Lázaro fue el primer deportista que
fallece en plena actividad deportiva y su muerte poco después se descubre que
fue debido a que había cubierto su cuerpo con una cera para evitar quemaduras
solares la cual impidió que su cuerpo sudara y así no detenerse a tomar agua
para ganar tiempo y esto resulta un shock corporal que termina por causarle la
muerte. Dicho esto y a pesar de que en una minima parte se inspira Peixoto en
esta historia es básicamente esta que de manera circunstancial da forma a el
personaje principal de “Cementerio de Pianos”, el resto de los personajes son
todos ficticios.
Francisco Lázaro sabe que va a morir en pocas horas acostado en una cama
con su familia junto a el, pocas fuerzas lo sostienen, mientras en el mismo
momento su hija se encuentra a horas de dar a luz a su nieto; la familia se reúne
alrededor de un teléfono a la espera de su sonido que anunciará la muerte o la
nueva vida que se aproxima. Ese es el comienzo de una historia familiar repleta
de pasajes hermosos, una puerta que se abre con cada pagina que se lee y se
siente; en la que asistimos de una manera poética y sublime a los recuerdos de
Francisco Lázaro (padre e hijo) mientras corren hacia una carrera que sabe que
no podrá ganarle a su vida. Cada recuerdo que Lázaro tiene mientras corre son
imágenes que Peixoto sabe muy pero muy bien recrear mientras leemos sus líneas.
Una epopeya esplendida de recuerdos maravillosos que se enganchan a nosotros en
forma de recuerdos que quedan allí como una felicidad borrosa. Una familia que
oculta un pasado violento, el descubrimiento del primer amor, los miedos y
finalmente la despedida ante la siempre presente muerte entre nosotros (“a la hora de poner la mesa éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas y yo. después, mi hermana mayor se casó.
después, mi hermana menor se casó. después, mi padre murió. hoy a la hora de
poner la mesa, somos cinco, menos mi hermana mayor que está en su casa, menos
mi hermana menor que está en su casa, menos mi madre viuda. cada uno de ellos es
un lugar vacío en esta mesa donde como solo. pero estarán siempre aquí. a la
hora de poner la mesa, seremos siempre cinco. mientras uno de nosotros esté
vivo, seremos siempre cinco.”).
Disertaciones sobre el tiempo, los números, conversaciones de niños
inocentes con fantasmas y como nuestros padres aunque fallezcan siempre están
entre nosotros porque vivimos de sus enseñanzas y solo llevamos eso eternamente
pasando de generación en generación, de cómo creemos que nuestras vidas se
pueden reparar como quien repara un piano que ya se encuentra viejo, obsoleto y
desafinado.
Todo esto transcurre en un lugar rodeado de pianos, símbolo de la música
que se detiene en el tiempo y que desafina, que no podemos afinar luego de ser
tocada, que un piano después de estar dañado jamás volverá a ser el mismo y que
simplemente en un “Cementerio de Pianos” todos vamos a terminar riendo,
llorando, sufriendo y finalmente muriendo.
“Cementerio de Pianos” es una obra hermosa, con una carga sentimental
como pocas que haya leído, es totalmente atemporal, los personajes se mezclan
entre si, llegando un momento a confundirse entre ellos y demostrándonos que
todos sentimos igual y que vivimos experiencias distintas pero lo que sufrimos
al final es lo mismo. Su fin es confuso, nuestros personajes principales padre
e hijo cierran el libro y he quedado pensando que ya no se si soy el reflejo de
mi padre o mi padre es simplemente mi reflejo de lo que vamos a vivir.
“Cementerio de Pianos” es una de las mejores novelas que he tenido la
dicha de leer.
“Cementerio de Pianos”
José Luis Peixoto
Editado por El Aleph Editores (2007)
320 paginas
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