Los
recuerdos son falsos porque nuestra memoria también lo es, recordamos solo lo
que deseamos y algunas cosas consciente o inconscientemente las modificamos
para que nuestros recuerdos nos hagan quedar bien con nosotros mismos y con la
deuda que nos va dando la vida, de esta manera creemos poder cancelarla hasta
dejarla en cero o al menos eso se intenta; esta es la premisa en la que se
desarrolla el nuevo libro de Julian Barnes (Leicester, 1946) ganador del premio
“Man Booker” y la cual recomiendo plenamente.
La historia
es relativamente simple y se divide en dos capítulos, el protagonista de nombre
Tony Webster hace un recuento ya con una edad bastante madura de lo que ha sido
su vida desde la juventud con un trío de amigos incondicionales a los que se
une un cuarto mosquetero llamado
Adrian este ultimo algo más brillante y arrogante que el resto de la pandilla
esto hace que siempre sea el outsider y
el sabelotodo del grupo; Tony
comienza a vivir el despertar junto a el resto de sus amigos de lo que es el aprendizaje
en la escuela, el amor y por supuesto el deseo sexual junto a Verónica, como
toda historia de vida sufre una ruptura esta relación amorosa y se separan para
poco tiempo después enterarse de que Verónica y su amigo Adrian han comenzado
una relación bastante solida, esto despierta una reacción violenta de Tony y escribe
una carta que el cargará de por vida como una penitencia, como un
arrepentimiento escrito que jamás debió redactar y mucho menos enviar a la
nueva pareja.
Es desde
este punto cuando hay una sorpresa en la vida de Tony quien jamás olvidaría a Verónica
por más que lo intentase ya que siempre la sombra de ese ¿primer amor? va a
cubrirlo. Tony tiene hijos y un matrimonio que ha fracasado aunque lo une una
fuerte amistad con su ex, pero un día después de muchos años recibe una
notificación de una herencia que le ha dejado la madre de Verónica junto con un
manuscrito y una noticia, el manuscrito son los diarios de Adrian y la noticia es
que Adrian ha decido quitarse la vida, con todo esto es suficiente para que
Tony comience la búsqueda de Verónica para saber a que se debe todo esto.
Hasta aquí
la historia hay que contarla, el resto queda de parte de el lector descubrirla.
“El sentido de un final” me ha parecido una de esas novelas que uno debe leer
con mucha calma y disfrutarla lentamente, no tiene nada de complejo, es una
historia bien redactada donde cada personaje se vuelve un enigma para el lector,
y esto hace (al menos en mi caso) que la leyera como un buen vino, sorbo a
sorbo.
La idea de
la muerte y de el suicidio siempre se encuentra rondando “El sentido de un
final”, aunque esto no es algo para nada nuevo en los trabajos de Barnes ya que
viene tocando la tema de la muerte desde “La mesa limón” (el único libro que ya
había visitado de este autor) y hasta donde tengo entendido Julian Barnes sufre
de tanatofobia; de igual manera el tema del suicidio lo encontramos en sus
novelas y cuentos repetidamente.
“El sentido
de un final” hace realmente honor a su nombre, durante toda su lectura nos va
mostrando el sentido de lo que estamos leyendo; es uno de esos libros que al
cerrar y terminarlo uno se queda pensando que la vida es una deuda que uno intenta
de pagar lentamente cada día mientras vamos envejeciendo y nos da mas razones
para descubrir que Camus tenía razón al hablar del suicidio como lo hizo. Uno
cierra “El sentido de un final” y al menos en mi humilde opinión merece un
minuto de silencio para digerir lo que se acaba de vivir.
“El sentido de un final”
Julian Barnes
Editado por Anagrama (2012)
187 páginas
Qué estupenda reseña. No me queda otra que anotarme tu sugerencia.
ResponderEliminarSaludos,
Acabo de conocer tu blog a través de la página de Facebook de Anagrama, en donde también yo he colgado una reseña. Te sigo...
Saludos Carmen!
EliminarBienvenida... siempre es maravilloso que a uno lo visiten en el blog y disfruten de un trabajo tan complejo como el de redactar una opinión sobre un libro... Te sigo también, todos mis mejores deseos desde este lado del teclado...