Hay escritores cuyas
obras literarias con el correr del tiempo se convierten en clásicos, otros por
algún golpe suerte logran llegar hasta allí lentamente, pero hay unos pocos que
nacieron para convertirse en clásicos estando en vida y cuyo prestigio crece a
pasos agigantados luego de su muerte, uno de ellos es David Foster Wallace. En
mi tiempo como librero me he encontrado con muchos lectores que odian a autores
que otros aman pero me despierta mucha curiosidad que uno de los escritores del
que jamás he escuchado alguna critica agresiva a su trabajo sea David Foster
Wallace, al contrario genera mucho respeto solo la mención de su nombre y en
especial la que consideran casi todos su gran obra maestra “La broma infinita”
por su cantidad de hojas y el extenso trabajo que implicó escribirla.
El escritor y
articulista norteamericano D.T. Max poco tiempo después de el suicidio de David
Foster Wallace se dio cuenta de una sospecha que ya tenía tiempo atrás, la
magnitud y la importancia del trabajo de Foster Wallace dentro de la literatura
en Norteamérica y como su trabajo se había convertido en los escritos de casi
toda su generación, Max sabía que el trabajo iba a trascender en el tiempo y
ahí se dispararon sus alertas, es tiempo después de esta muerte prematura que
toma la decisión de escribir una extensa y extraordinaria biografía sobre esta
voz de lo que era una juventud que se sentía perdida y buscaba una luz dentro
de la literatura.
David Foster Wallace
brillaba desde muy joven y ya se intuía que iba a tener un explosivo éxito
tarde o temprano. Hijo de una familia de clase media con un nivel educativo
bastante alto (su padre recibió clases de un discípulo de Ludwig Wittgenstein)
y con libros siempre a su alrededor fue lo que marca la niñez de este brillante
escritor. Wallace siempre se supo diferente, siempre se vio a si mismo como una
persona muy alejada de la normalidad que veía en todos los otros, una gran
muestra de ello es que en plena niñez sufría ataques de pánico y ansiedad esto
por supuesto despertó las alertas en él y en toda su familia. Su desempeño como
estudiante siempre se encontraba por encima del resto de sus compañeros y desde
adolescente comienza su lucha cuerpo contra alma con lo que el mismo llamo “La Cosa Mala” esa depresión, ataques de
pánico, ansiedad y angustia que lo acompañaría por el resto de su vida. Visitas
a doctores, psicólogos y psiquiatras que lo medicaban permanentemente con
Trofanil, Restoril, Nardil y Xanax, tratamientos de electroshock, intentos de
suicidio y el dolor de saberse desde tan joven como un enfermo incurable y lo
que esto significaba para todas sus relaciones ya sean familiares, de amistad o
amorosas. Una fuerte adicción a la marihuana y de vez en cuando experimentar
con alucinógenos o un poco de cocaína, pasar por rehabilitaciones en repetidas
oportunidades, cambios de estado de animo y esa hiperhidrosis que lo incomodaba
tanto y para la que la bandana en su cabeza que se convirtió en su sello le
pudo solventar esos ratos tan incómodos. Su admiración a las obras de Thomas
Pynchon, Don DeLillo en el que encontraba una voz literaria sumamente especial
y su amistad siempre presente con Jonathan Franzen.
D.T. Max nos guía en
lo que fue el duro proceso creativo de obras como “La Escoba del Sistema”, “La
niña del pelo raro”, “Entrevistas breves con hombres repulsivos”, “Algo
supuestamente divertido que nunca volveré a hacer”, “Hablemos de langostas”,
“El Rey pálido”, el excelente ensayo matemático “Todo y Mas – Una breve
historia sobre el infinito” y finalmente
la que para casi todos los admiradores de David Foster Wallace es su obra
cumbre “La Broma Infinita” que para su publicación tuvo que realmente pasar por
revisiones infinitas y que termina
siendo un éxito absoluto de ventas cuando muchos pensaban que nadie se
atrevería a tomar el riesgo de leer una obra tan compleja, tan extensa y cuya
muestra del mundo contemporáneo marca pauta en los escritores del futuro. Es curiosa
la historia del proceso de la creación para “El Rey Pálido” ya que pareciera que
es esta obra la que desencadena mas angustia en Wallace, solo pensaba en
superar “La Broma Infinita” y es esta lucha la que pareciera que hace estallar
una espantosa depresión que lo termina llevando a un triste final.
En esta biografía
vamos a conocer muchísimas cosas que ayudaran a entender de manera más sencilla
y rápida la mente de este joven de las letras que se dedicó a la literatura no
solo como arte, más bien para sobrevivir. D.T. Max ha escrito un libro repleto
de anécdotas de la propia voz de quienes acompañaron a David Foster Wallace en
sus inicios, sus fracasos y sus éxitos, todos colaboraron cordialmente con Max
para poder hacer un trabajo biográfico de altura, de igual manera se encuentra
repleto de muchos datos que no eran tan conocidos por los que admiramos al
autor, los cuales vale la pena ir descubriendo a medida que se avanza en la
lectura.
En lo personal
siempre he sentido una gran admiración y respeto por el trabajo de David Foster
Wallace, se atrevió a luchar al temor de estar en blanco frente a la pagina y
ganar la mayoría de las veces, de luchar contra la envidia literaria y ganar en
un mundo lleno de letras donde muchos lo criticaban y le temían por lo que
estaba intentando crear en sus libros, junto a tener una personalidad nada
sencilla de soportar en su entorno. Su muerte fue prematura y sumamente
lamentable, Karen Green hizo todo lo posible por ayudarlo y luchar junto a él
contra “La Cosa Mala” pero perdieron
ambos.
El 12 de septiembre
de 2008 Foster Wallace pide a Karen que vaya a su trabajo y ella luego de verlo
ya con mejor ánimo se va confiada, Wallace apaga todas las luces de la casa se
va al sótano, amarra una soga a una viga y decide dar final a una batalla
contra la vida, no sin antes ordenar absolutamente todo lo que tenía pendiente
para cuando lo encontraran todo fuese mas sencillo de ubicar y entender.
De esta manera cierra
la puerta definitivamente y se despide del mundo uno de los mas grandes e
influyentes escritores contemporáneos de Norteamérica, su voz fue la de muchos
jóvenes que crecían viendo la TV con la comida chatarra a un lado, los que
crecieron en familias con personajes y amigos extraños. David Foster Wallace se
encargó de derribar muros que otros no se atrevían a tocar, donde sus
personajes algunos absurdos y otros tan reales lo acercaban a todos los que
buscaban una nueva voz en la literatura. D.T. Max con su “David Foster Wallace
– Todas las historias de amor son historias de fantasmas” rinde culto y da un
merecido homenaje a este inolvidable autor cuya pérdida ha sido imposible de
recuperar.
“David Foster Wallace – Todas las historias de
amor son historias de fantasmas”
D.T. Max
Editado por Debate (2013)
472 páginas
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